La crisis del 2008 fue una crisis financiera y el
gobierno español intervino para salvar a los bancos e hicieron pagarlo a la
gente.
La crisis derivada de la pandemia afecta la economía
real las empresas, los autónomos, los trabajadores y trabajadoras, la población
en general.
El gobierno del PSOE con PODEMOS pretende que no sea la gente
que la pague adoptando medidas como el incremento de salario minino, los ERTEs y la creación de una prestación de ingreso mínimo vital.
Antes de señalar cuáles son a mi juicio las claves de
la reconstrucción social y económica de nuestro país es necesario recordar que
son cuatro los motores de la economía.
El consumo de las familias, la inversión de las
empresas, el gasto público y las exportaciones netas.
Cada motor cumple una función y deben de
complementarse
Con la lección aprendida de estos meses de crisis
sanitaria es preciso tener presente que “RECUPERAR” no significa volver a la
política social y económica que se aplico antes del estallido de la pandemia.
UNOS SERVICIOS PÚBLICOS BIEN FINANCIADOS.
Unas de lecciones que hemos aprendido es que el riesgo
de pandemias existe y que responder a su desafío requiere un sistema sanitario,
social y educativo con una financiación suficiente para ser fuerte y así atender
con calidad a las personas que lo necesiten.
De estos servicios depende el bienestar de las clases
populares que son la mayoría de la población.
Me preocupa, que en las filas socialistas haya personas
que piden una alianza con las derechas partidarias de las políticas neoliberales
que han aplicado el austerísimo dañando gravemente a los servicios públicos
de salud, servicios sociales y escolar.
Tenemos unos servicios públicos infra
financiados.
Los datos correspondientes al 2018
“nos dicen es que nos gastamos casi 50.000 millones de euros
menos de lo que deberíamos gastarnos para alcanzar el porcentaje medio de gasto
público social de la UE-15 (80.500 millones menos para alcanzar el nivel de
Suecia).”
Así pues debe ser una prioridad la mejora de la
financiación de los servicios públicos.
Lo es, para evitar un nuevo confinamiento que obligue
de nuevo a para la actividad económica y ayudar a la recuperación económica con
un aumento del gasto público que compense de forma inmediata la caída del
consumo y a su vez impulse el gasto privado.
LOS SALARIOS, EL REPARTO DE LA RIQUEZA Y EL
CONSUMO DE LAS FAMILIAS.
Nuestro país, tiene unos salarios bajos según el
informe “VII Monitor Adecco sobre Salarios” publicado en noviembre de
2019 el salario medio ordinario bruto en los 28 países de la Unión Europea
es de 2.091 euros mensuales, por lo que la remuneración española, de 1.658
euros por mes, resulta un 20,7% más baja. Dicho documento destaca que la brecha
entre ambas remuneraciones ha crecido en el último año 2,7 puntos porcentuales,
mientras que el año anterior se amplió otros 2,6 puntos. En términos absolutos
la diferencia ha pasado de 361 a 433 euros mensuales.
En el informe 2020 de la OIT
de Perspectivas sociales y del empleo en el mundo hay un estudio de la pérdida de participación de las rentas del trabajo
sobre la riqueza. En dicho trabajo se incluye los salarios de los empleados y
las rentas que obtienen los autónomos.
El resultado es que la proporción de la renta del trabajo –en contraposición a la proporción de la renta nacional que va a parar a los poseedores del capital– disminuyó a nivel mundial del 54% en 2004 al 51% en 2017.
Joaquín Nieto, director de la Organización
Internacional del Trabajo para España afirmo que para nuestro país la caída ha
sido del 5% lo que equivale a una disminución en Euros para las rentas de los
trabajadores de "64.500 millones de euros al año. Eso representa una
pérdida también enorme desde el punto de vista de cada uno de los trabajadores de 3.200 euros al año por trabajador.
El informe de Global Wealth Databook del Credit Suisse
nos dice que el 10 por ciento de la población más rica de España detentaba en
2019 el 55 por ciento de la riqueza, proporción superior al 52,9 de la media no
ponderada de Bélgica, Francia, Italia y Portugal. Lo mismo ocurre con la
riqueza del 1 por ciento más rico, cuya participación en la riqueza es del 23,8
por ciento superior al 20,3 por ciento de la media de los países antes citados.
En estos últimos años, ha sido tan grande el aumento de
las desigualdades de renta y de propiedad, en la mayoría de países del mundo
capitalista, que incluso lo han denunciado las instituciones internacionales y
medios de comunicación de ideología conservadora.
Lamentablemente, una buena parte de
las empresas española para mejorar su competitividad
lo han hecho a través de la devaluación del coste salarial y con ello no han
tenido incentivos para invertir en innovación.
Una actuación cortoplacista que es
“pan para hoy y hambre para mañana”.
“Los salarios bajos son una de las
principales causas de la baja productividad ya que reduce los incentivos del
mundo empresarial para invertir en mejoras de dicha productividad. La
agricultura española es un claro ejemplo de ello. Y un tanto
igual ocurre con la industria, donde es frustrante ver que la automovilística
continúa produciendo (hoy con la ayuda del Estado) coches contaminantes que
quedaran pronto obsoletos.”
El sistema fiscal es una herramienta para corregir la desigualdad que nos permite con el nivel de imposición y el grado de progresividad hacer que aumenten o
disminuían las diferencias en la distribución de la renta.
El art.31.1 de la Constitución señala que
“todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su
capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los
principios de igualdad y progresividad“
El sistema tributario español no cumple
los principios constitucionales.
Globalmente la presión fiscal ha ido
bajando como consecuencia de que la Imposición directa ha ido perdiendo peso y
progresividad y sin embargo la imposición indirecta, por naturaleza regresiva,
ha crecido. Además seguimos teniendo un elevado nivel de fraude y evasión
fiscal.
El sistema impositivo que tenemos actúa incrementando la brecha en la
distribución de la renta.
Financiar
mejor el gasto público y social, en los próximos presupuestos del estado, exige una aumento
de los impuestos particularmente a los que más tienen y es posible ya que hay un amplio margen para hacerlo.
Nuestro nivel de imposición se sitúa en torno a siete puntos del PIB por debajo
de la media de la UE.
Como he señalado el consumo es uno de los motores de
la economía.
Su aumento en buena parte depende de las compras de las
clases populares.
Aumentando los ingresos de los trabajadores
y trabajadoras incrementaremos el consumo que tiene un efecto multiplicador para la reactivación de la
economía.
EL BIENESTAR DE LA POBLACIÓN ES CONDICIÓN DE
LA REACTIVACIÓN ECONÓMICA.
Como apunte final, la cual es en realidad una necedad
decirla, quiero hacer hincapié en el hecho que la reactivación económica
requiere una población sana y unas escuelas abiertas.
La gente enferma no puede trabajar y tampoco pueden
acudir a su trabajo si se ven forzados a cuidar de sus hijos e hijas.
A pesar de ser obvio la derecha y el establishment lo
niegan.