El voto libre y directo de
132.000 personas decidirá, a partir
del próximo lunes,
los principios éticos, políticos
e organizativos fundacionales
de Podemos
y elegirá su órganos de
dirección.
Con cerca de 40 años de militancia
en organizaciones políticas tradicionales
y ahora inscrito
en Podemos nunca
me había sentido tan
importante.
Mi voto, ya no esta sujeto a
una "delegación sin fin" en
la celebración de los Congresos
como ocurría cuando era miembro
de la federación catalana del PSOE y luego del PSC.
Los Congresos, órganos máximos
de decisión de
los partidos tradicionales, asisten delegados agrupados
en delegaciones territoriales
que actúan en las deliberaciones
y muchas veces en las votaciones
a través de sus respectivos portavoces.
Los portavoces de
las delegaciones son los que al final consensúan
textos de las ponencias y los nombres de los que aspiran a
un cargo de la organización.
Todo queda bien atado
y controlado por la oligarquía
del partido tradicional como advertía Alfonso Guerra " el
que se mueve no sale en la foto".
Todos los que hemos asistido
como delegado a un
congreso, recuerdo particularmente
mi experiencia
del Congreso Extraordinario del
PSOE donde Felipe González forzó el
abandono del marxismo, hemos tenido
esta sensación de sentir-nos "despojado"
de nuestro voto libre.
La Asamblea en
que participan directamente todos
los miembros de Podemos sustituye
al Congreso de delegados
que actúan como representantes.
Las propuestas que se someterán
a la votación de la Asamblea
son objeto de negociación abierta
a todos y pública a través de la red.
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