La reforma de las pensiones que se aprobó en 2013 introdujo dos cambios muy importantes en el sistema.
En
primer lugar las prestaciones ya no se actualizan como antes conforme a la
inflación sino con un nueve índice de revalorización que tendrá en cuenta los
ingresos y gastos del sistema así como el incremento del número del pensionista
y de la prestación media.
Ello se traduce que si hay déficit en el sistema (diferencia en los ingresos por cotizaciones y gastos por el pago de las pensiones) se limita la subida hasta alcanzar el equilibrio.
La citada reforma estableció unos topes de incremento de la revalorización de la cuantía de las pensiones.
Si hay déficit y sea cual sea el incremento anual del IPC el aumento de las pensiones no podrá superar el 0,25%. Si el IPC es superior los pensionistas perderán poder adquisitivo
Ello se traduce que si hay déficit en el sistema (diferencia en los ingresos por cotizaciones y gastos por el pago de las pensiones) se limita la subida hasta alcanzar el equilibrio.
La citada reforma estableció unos topes de incremento de la revalorización de la cuantía de las pensiones.
Si hay déficit y sea cual sea el incremento anual del IPC el aumento de las pensiones no podrá superar el 0,25%. Si el IPC es superior los pensionistas perderán poder adquisitivo
El
2018 es el quinto año consecutivo en el que se aplica este incremento suelo del
0,25% a la cuantía de las pensiones provocando a nueva pérdida de poder
adquisitivo en los pensionistas.
En caso que no haya déficit del sistema el incremento de las pensiones podrá superar el IPC pero no más del 0,5%.
En caso que no haya déficit del sistema el incremento de las pensiones podrá superar el IPC pero no más del 0,5%.
Cinco Dias 29 de diciembre de 2017
El
segundo cambio de la reforma del 2013 ha sido la introducción del factor de
sostenibilidad para calcular la pensión de los nuevos jubilados.
Es decir para las personas que se jubilen el próximo año el importe de la pensión mensual a cobrar se ajustará a la variación de la esperanza de vida.
Es decir para las personas que se jubilen el próximo año el importe de la pensión mensual a cobrar se ajustará a la variación de la esperanza de vida.
Si
sube la esperanza de Vida las prestaciones mensuales serán más bajas.
El nuevo pensionista previsiblemente vivirá más anos cobrando durante más tiempo su pensión y por ello la cuantía mensual de la misma se debe de rebajar.
El nuevo pensionista previsiblemente vivirá más anos cobrando durante más tiempo su pensión y por ello la cuantía mensual de la misma se debe de rebajar.
Es el argumento que utilizó el gobierno para
justificar la aplicación de este factor al futuro pensionista.
El pasado día 25 de diciembre Unidos Podemo-En Comú Podem-En Marea registraron en el congreso una proposición de ley en la que piden que se elimine este factor de sostenibilidad para determinar la cuantía inicial de las pensiones de las personas que se jubilen a partir del 2019.
Aplicarlo supondrá una nueva rebaja de la cuantía de las prestaciones de los futuros pensionistas que puede llegar hasta el 20%.
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